EL CASO No.2 DEL AÑO 2013
Novela contemporánea.
Autor: José Manuel Jarquín.
CAPITULO 1
Mi
nombre es Ariel Andrés Mejía y soy escritor, me gusta escribir, no vivo de lo
que escribo aunque hay escritores que ganan un millón de dólares todos los
años. Soy como los que juegan futbol en los campos
deportivos de cada pueblo o de cada escuela, juegan porque les gusta, sin que
les paguen, aunque hay quienes juegan y les pagan 20, 30 o 40 millones por año.
«Yo escribo para sentirme vivo, trabajo para obtener los medios que
biológicamente me mantengan vivo». Trabajo
y después escribo, cada vez que termino un contrato obtengo suficiente material
para escribir un nuevo libro, unas veces
lo hago y otras no.
A la mayoría de la gente no le gustan los problemas ni las tragedias, huyen de ellos como si fuera la peste negra, no es mi caso, yo los busco, pongo anuncios en los periódicos, la internet, Craiglist o cualquier otro medio que se me ocurra para localizar problemas, con ellos gano dinero, aunque hay veces que me voy en blanco, como pasó en el último mes del año en el que trabajé intensamente sin obtener nada a cambio, hice mi trabajo gratis, me dieron algunos viáticos y pagaron algunos gastos, pero en sí el trabajo lo hice sin interés de ganar el dinero que merezco y al que tengo derecho. Pero no me quejo, gané de otra forma, tal es así que mi vida después de ese último trabajo ya no volverá a ser la misma y el cambio fue para bien.
También comprobé una vez más que cuando todo se hace de buena voluntad y se pone primero la necesidad de otras personas antes que los intereses de uno, cuando se hace de corazón, no para alimentar al ego, la vida encuentra maneras para recompensarnos que nosotros ni las soñamos.
A la mayoría de la gente no le gustan los problemas ni las tragedias, huyen de ellos como si fuera la peste negra, no es mi caso, yo los busco, pongo anuncios en los periódicos, la internet, Craiglist o cualquier otro medio que se me ocurra para localizar problemas, con ellos gano dinero, aunque hay veces que me voy en blanco, como pasó en el último mes del año en el que trabajé intensamente sin obtener nada a cambio, hice mi trabajo gratis, me dieron algunos viáticos y pagaron algunos gastos, pero en sí el trabajo lo hice sin interés de ganar el dinero que merezco y al que tengo derecho. Pero no me quejo, gané de otra forma, tal es así que mi vida después de ese último trabajo ya no volverá a ser la misma y el cambio fue para bien.
También comprobé una vez más que cuando todo se hace de buena voluntad y se pone primero la necesidad de otras personas antes que los intereses de uno, cuando se hace de corazón, no para alimentar al ego, la vida encuentra maneras para recompensarnos que nosotros ni las soñamos.
Como
ya les dije, después que termino un contrato tengo tiempo para reflexionar y la
oportunidad de aprender de lo que hice bien o de lo que hice mal, también me
queda material suficiente para escribir
un libro. En m i profesión ningún
contrato es igual que el otro y en cada uno de ellos debo improvisar, usar mi
experiencia, mi inteligencia, lo que aprendí mientras estudiaba, tengo que usar
todo tipo de tácticas y herramientas.
También soy un amante de los redes sociales, quizás no sea esa la
palabra más adecuada, en realidad me sirven como un medio para realizar mi trabajo.
Hace
tres meses que terminé el caso que les relato, en esta oportunidad fue un
contrato verbal, informal, sin remuneración, no firmamos ningún documento, solamente
di mi palabra, como en los viejos tiempos cuando los tratos se hacían con un
apretón de manos. «Trato entre caballeros» decían nuestros bisabuelos. No les dilato más la historia……
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1
…….Todo
empezó hace 9 meses una noche mientras estaba en mi cama del apartamento donde
vivía en Miami después de haberme divorciado de mi primera esposa que me dejó
para irse a California a probar suerte como actriz a Hollywood. No es por presumir lo que les digo, mi ahora
ex esposa es una mujer despampanante,
una rubia artificial que detiene el tráfico, se tiñe el pelo para lucir como americana, el físico lo tiene para
triunfar en la meca del cine pero….la competencia es muy fuerte.
Yo siempre le preguntaba.
─ ¿Por qué lo haces mi amor?” ¿Por qué te
pintas el pelo? Tú eres linda con tu precioso cabello negro, lacio, brillante,
luces como una italiana ─ obvio que no le decía
que me encantan las italianas ─ ¿Por qué quieres lucir como
una rubia?
─Porque
las rubias se llevan siempre lo mejor ─me contestaba.
Un
día que recién había regresado de una gira de trabajo me pidió que habláramos.
No estaba alterada y tuvo la gentileza de esperar a que me bañara y después
cenamos juntos, al final de la velada me dijo.
─ Ariel Andrés pasas mucho tiempo fuera de
casa, si me casé fue para tener la compañía permanente de un hombre, contigo
estoy solamente una cuarta parte del tiempo.
─Mi amor ─ le decía tratando de justificarme ─
lo hago por mi trabajo, de alguna forma me tengo que ganar la vida.
─ Te voy a hablar con franqueza…. lo que ganas
no es nada del otro mundo…..yo aspiro a mucho más, pero no te preocupes, no te
voy a exigir que me des más de lo que puedes, lo mejor será que sigamos por
caminos distintos…..me voy para California, seré una artista de fama y
fortuna. Será mejor que nos divorciemos.
Me
hizo el disparo a quemarropa, sentí que se movía el piso pero no dejé que ella
notara mis emociones, después de unos segundos le dije.
─ ¿Ya
lo pensaste bien, estás segura de lo que piensas hacer?
─Completamente
segura, me voy de Miami, aquí no está mi destino, el mío está en Hollywood,
donde nacen las estrellas. Pero no quiero
dejar nada pendiente, quiero irme completamente, que mi cuerpo y mi alma viajen
juntas, se irán conmigo también los recuerdos porque están muy recientes, con ellos
poco a poco me iré divorciando y los iré reemplazando con otros, hasta que ya no quede ninguno.
Al
escuchar el tono de sus últimas palabras no supe si había un poco de nostalgia
o lo decía con alivio, como el de alguien que se deshace de algo que ya no le
sirve. Esa era una de las cualidades
que me gustaban de mi ex-esposa, que decía las cosas como las pensaba.
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También su exquisita educación y temperamento tranquilo, reflexivo pero decidido, cuando tomaba una decisión no había quien se la cambiara. ¿Así que se iba para California a ser la gran artista?, no me lo estaba consultando, me lo estaba anunciando y como soy de los que no ruegan, en ese momento no le iba a formar un drama pasional tampoco iba a implorarle que no me dejara, si quería irse, que se fuera. De todas maneras no iba a seguir casado con una mujer que por su trabajo se tendría que estar besando a cada rato con actores de segunda y dejarse manosear al frente de una cámara delante de todo el mundo. Me tocó fingir indiferencia, aunque por dentro estaba que me moría, después de un divorcio en este país los hombres por lo general quedan solo con la ropa puesta. Los gastos de la Corte, los abogados, la parte de los bienes que le correspondan y si hay niños….«agárrate la peluca como dicen los venezolanos», se llevan todo el dinero.
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También su exquisita educación y temperamento tranquilo, reflexivo pero decidido, cuando tomaba una decisión no había quien se la cambiara. ¿Así que se iba para California a ser la gran artista?, no me lo estaba consultando, me lo estaba anunciando y como soy de los que no ruegan, en ese momento no le iba a formar un drama pasional tampoco iba a implorarle que no me dejara, si quería irse, que se fuera. De todas maneras no iba a seguir casado con una mujer que por su trabajo se tendría que estar besando a cada rato con actores de segunda y dejarse manosear al frente de una cámara delante de todo el mundo. Me tocó fingir indiferencia, aunque por dentro estaba que me moría, después de un divorcio en este país los hombres por lo general quedan solo con la ropa puesta. Los gastos de la Corte, los abogados, la parte de los bienes que le correspondan y si hay niños….«agárrate la peluca como dicen los venezolanos», se llevan todo el dinero.
─
¿Para cuándo necesitas el divorcio mi amor?─ le pregunté con estudiada
indiferencia.
─Lo
más pronto posible. ¿Qué te parece el
lunes próximo?
─Me
parece perfecto, estos días no tengo nada pendiente. Solo te hago una
pregunta. ¿Será un divorcio amistoso o prefieres
que sea una corte de justicia la que tenga la última palabra? Yo prefiero que
sea amistoso.
─
Yo también así lo prefiero, no deseo
ninguna distracción, quiero pensar únicamente en mi carrera artística.
─
Que Dios te bendiga mi amor y te deseo buena suerte.
Que
la vas a necesitar, pensé sin que ella lo supiera.
Así de rápido fue la separación con mi ex y no
les menciono su nombre ni otras particularidades, eso forma parte del proceso
del olvido, la menor cantidad de cosas que
de ella recuerde más fácil me será olvidarla.
Vivimos cinco años muy bonitos, como si
fuéramos solteros. Ella decía: «Nada de hijos». «Para no desfigurar mi cuerpo no voy a quedar
embarazada». Quizás ya tenía planeado dejarme o lo hizo por su deseo
de ser artista. Creo que ninguno de los
dos se dio cuenta del momento en que el amor que un día existió entre nosotros
se fue por la ventana y por la puerta entró la rutina y la indiferencia, por
eso cuando hablamos del divorcio no
hubieron escenas con llanto ni reclamos.
Al finalizar de firmar los
documentos no podía creer en mi buena suerte,
tener un divorcio amistoso en estos días es como ganar un premio grande
en la lotería.
Cuando empecé «El caso no. 2 del año 2013» ya
era un hombre libre, muy libre. Esa
libertad al principio me gustó, pero al pasar el tiempo se fue transformando en
soledad y aburrimiento, que el FACEBOOK fue llenando, pasaba horas y horas frente al monitor de la computadora y fue en una de esas
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noches cuando no me di cuenta que el tiempo había pasado, eran las dos y media de la mañana
y yo todavía, para arriba y para abajo, navegando
por la web, pasando de FACEBOOK a youtube y de ahí a Wikipedia, a Google, y de
vuelta a FACEBOOK.
No supe ni cómo o por qué me vino el pensamiento de un nombre….Manuel Miguel Lacayo. ¿Qué habrá sido de la vida de Miguel Lacayo? ─pensé con una mezcla de curiosidad y nostalgia─. Debe haber sido la soledad que me ponía nostálgico y me hacía pensar en gente del pasado. Fui al lugar de la pantalla donde dice: “Buscar personas, lugares y cosas” y escribí el nombre. Al instante apareció el perfil del antiguo compañero de bachillerato del colegio La Salle de Villa Fontana, al lado de la Universidad Autónoma de Nicaragua en Managua. No había muchas cosas que ver en su perfil y solo aparecía la silueta del torso de una persona, en blanco, no tenía ninguna foto y solamente cinco amigos, lo cual me sugería que le dedicaba poco tiempo, quizás no sabía cómo usarlo, lo que generalmente pasa con las personas mayores.
No supe ni cómo o por qué me vino el pensamiento de un nombre….Manuel Miguel Lacayo. ¿Qué habrá sido de la vida de Miguel Lacayo? ─pensé con una mezcla de curiosidad y nostalgia─. Debe haber sido la soledad que me ponía nostálgico y me hacía pensar en gente del pasado. Fui al lugar de la pantalla donde dice: “Buscar personas, lugares y cosas” y escribí el nombre. Al instante apareció el perfil del antiguo compañero de bachillerato del colegio La Salle de Villa Fontana, al lado de la Universidad Autónoma de Nicaragua en Managua. No había muchas cosas que ver en su perfil y solo aparecía la silueta del torso de una persona, en blanco, no tenía ninguna foto y solamente cinco amigos, lo cual me sugería que le dedicaba poco tiempo, quizás no sabía cómo usarlo, lo que generalmente pasa con las personas mayores.
Las
instrucciones dicen…. «Para ver lo que él comparte con sus amigos envíale una
solicitud de amistad». El primer impulso
que tuve fue el de hacer click donde están las dos personitas que están junto
al lugar que dice FACEBOOK y enviarle una solicitud de amistad pero en el
último segundo me detuve, no estaba seguro si sería buena idea establecer
contacto con Miguel Lacayo, tomando en cuenta el tipo de persona que había sido. Miguel era Miguel y todo lo que ocurriera
alrededor de él pasaba a segundo plano.
Aún así no se me quitaba la inquietud, y las ganas de hacer click le
estaban ganando a las vocecitas de precaución que internamente en mi cabeza me
decían: «No lo hagas Ariel, no lo traigas al presente, déjalo en el pasado que
es a donde pertenece».
continúa en la entrada no.2
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