jueves, 3 de julio de 2014

EL CASO No.2 DEL AÑO 2013 Entrada no.16

─ Que bueno saberlo, porque he notado que usted y mi hija han simpatizado, como madre quiero lo mejor para ella.
─ No se preocupe, la comprendo, no soy hombre rico pero tengo recursos suficientes como para asegurar el bienestar económico de dos o más personas. Y sobre todo le puedo decir con toda seguridad, que soy una persona en la que puede confiar ─ me puse de pie y del bolsillo de atrás saqué la cartera de la cual extraje varias tarjetas ─  Esta es mi tarjeta donde está mi número de teléfono, dirección, sitio web de mi compañía y sobre todo estoy a la orden para cuando pueda necesitar de nuestros servicios.
Vevi tomó la tarjeta, la guardó en su cartera y a modo de explicación me dijo.
─ Bien, Ariel, todo está bien, nada mas quería saber quién eres, lo que haces, toda madre se preocupa por sus hijos, además usted es amigo de mi marido y ya nos conocíamos desde la secundaria.
─ Tengo 38 años, divorciado, no tengo hijos, soy un hombre libre y sin compromisos ─ continué dándole datos de mi vida sin que me los estuviera pidiendo.
     Después tuvo que irse a recordarles a sus hijos y sobrinos que ya estaba por oscurecer y teníamos que regresar.
     Creía que había pasado con éxito la primera prueba a la que me sometían, solo me faltaba la del padre.  Ya por la tarde reunimos todo lo que habíamos llevado y emprendimos el  regreso  a Managua, pero antes la  voluntariosa Isabela se montó en mi camioneta junto a Luis Antonio y me dijo que se iría conmigo.  En cuanto nos pusimos en camino entabló una amena e informativa conversación, revelándome secretos familiares que me dejaron sorprendido y que  me fueron de gran utilidad,  explicaba muchas de las situaciones que habían pasado.  Y yo que a diario trabajo buscando información estaba fascinado con la que mi futura cuñada me estaba ofreciendo en bandeja de plata, por eso le prestaba toda mi atención y no la interrumpía, de vez en cuando le hacía preguntas que ella no dudaba en contestarme.
─ ¿Y tu papá por qué no vino con ustedes?─ mas tarde también le pregunté como era la relación de sus papás.

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     A continuación les relato fragmentos de aquella conversación que tuvimos mientras viajábamos de regreso a Managua.
…«La relación de mis papás no es la mejor del mundo, ya no conviven como pareja y la causa es que él es un vicioso empedernido de las mujeres, desde que tengo uso de razón le ha dado dolores de cabeza a mi mamá.  Cuenta que solo pasaron tres años de completa armonía, después de ese tiempo él volvió a las andadas y en los últimos tiempos lo hace con más frecuencia, ya no solo con mujeres bonitas sino lo que le salga al paso, zorras, ratonas, tortugas, todo.  Poco a poco ha ido perdiendo la vergüenza, faltándole al  respeto de mi mamá y a nosotras.  Ella acepta esta situación porque fue criada con creencias religiosas, quizás lo hace por conveniencia o por “el qué dirán”, por convencionalismo.  Al final nosotras también lo hemos ido aceptando aunque nos “choca”.  Jenny y yo sabemos que la relación de nuestros progenitores se deteriora cada día más.  Es que además de mujeriego mi papá también es un narcisista, todo gira en torno a él, es egoísta.  Cada vez son más escasas las veces que salimos juntos»…
─ Isabela, no puedo creer lo que me cuentas, yo conozco a tus padres desde que éramos estudiantes, me consta que se querían mucho y ahora que fue a Miami me dijo que se había olvidado de las mujeres fuera del matrimonio
─ Entonces te dijo la versión equivocada, lo que está olvidando es el matrimonio.
Después continuó con su relato que no tenía idea por qué me la estaba contando, tomando en cuenta el poco tiempo de conocerme. La animé a que continuara.
…..«Anoche mi papá  estaba furioso, sus planes fueron un fracaso, tenía programado que ayer  fuera el compromiso de Jenny con el hijo del presidente de la asamblea nacional, el ingeniero y diputado Ignacio Saavedra. Pero ninguno de los dos se hizo presente.  Por eso fue que al ver que no llegaban te salí a buscar  para que bailaras el vals con ella, no lo hice solo por salir del paso, lo hice porque vi cuando ustedes se conocieron, me di cuenta que se enamoraron a primera vista, mi hermana nunca ha estado enamorada.  De eso ni se dio cuenta mi papá que estaba enojado porque lo habían dejado plantado. El no sabe que ustedes se quieren y será mejor que no lo sepa tan pronto porque no te aceptaría, él quiere  que su hija adorada se case  con alguien importante y muy rico.  Mi hermana no soporta al pedante de Efraín Saavedra, un hijo de papa, sin oficio ni beneficio, mujeriego, de la misma edad de Jenny, tampoco está  segura que él esté enamorado de ella,  quizás solo obedece  a su papá  que junto al mío se habrán comprometido a que sus hijos se casen, como en los tiempos de la monarquía sin respetar los sentimientos de los hijos.  Jenny nunca ha tenido novio debido a que mi papá le ahuyenta a los pretendientes, ninguno reúne las condiciones, quiere  lo mejor de Managua para su hija y de paso lograr algo él a cambio, sobre todo ahora

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que piensa  establecer el negocio de alimentos enlatados.  Ese es  el interés de casar a Jenny con el hijo del diputado que es muy poderoso en la asamblea nacional….pero mi papá, según palabras de mi mamá, sin darse cuenta ha ido perdiendo prestigio por sus líos de falda, por algunos escándalos que ha protagonizado y quizás por eso lo más rancio de la sociedad de Managua ya no lo toma demasiado en serio, quizás los Saavedra no quieran emparentar con nosotros. Por eso pienso  que sería conveniente  que mi papá no supiera del noviazgo de ustedes por un tiempo. ¿Por qué ya son novios verdad?  Los vimos cuando se perdieron un buen tiempo detrás de las rocas»…..
     Isabela me advertía  de la segura oposición de Miguel a nuestro noviazgo pero con su actitud y ayuda me daba a entender que tanto ella como su madre estaban de acuerdo.
─ Si, ya somos novios, al menos es lo que yo creo, si es que no se enoja que te hayas venido en la camioneta conmigo.
─ No tengas cuidado con eso ─ me dijo riendo ─ ella sabe que yo no le haría nada que le hiciera daño.
─ ¿Y tu mamá tampoco tiene miedo de que vayas sola con un casi desconocido?
─ A vos ya te conocemos, de lo contrario no te hubiéramos invitado al cumpleaños.
─ Gracias por la confianza.
     El viaje se nos hizo corto para seguir platicando y  que yo siguiera descubriendo más secretos de la vida de los Lacayo Gabuardi.  Llegamos a la mansión de Las Colinas, Isabela se bajó de la camioneta junto a Julio Antonio que se pasó todo el viaje jugando con un Nintendo. Me despedí de Verónica, de su hermana y de sus hijos.  Por último me despedí de Jenny que se acercó a la camioneta, ahí estuvimos platicando unos minutos, después apresuradamente me dio un beso en la boca y sin darme tiempo a tomarla entre mis brazos se metió a la casa.
     Regresé al hotel directamente, me volví a bañar para quitarme toda el agua salada que no me había quitado completamente en el baño de la quinta y me puse ropa cómoda, un short y una camiseta, estuve viendo un poco de la televisión  nacional, haciendo algunas llamadas a Miami, hablando con mis empleados que ese día habían empezado a trabajar. Les dije que regresaría el domingo.     
A las nueve de la noche no pude resistir las ganas de llamar a Jenny, estuvimos hablando de cómo la habíamos pasado, de nuestros sentimientos.  Le dije que necesitaba verla al día siguiente, no podía llegar a su casa, le pedí que recordara un lugar bonito donde nos

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pudiéramos reunir.  Quedamos que me pasaría a recoger en el hotel al día siguiente.
     A las once fue cuando me acosté en la cama matrimonial, aunque no tenía sueño, quizás por la cantidad de pensamientos que me llegaban.  Pensando en lo que Isabela me había contado. Para una persona como yo  que trabajo en espionaje aquella información había sido muy valiosa,  eso explicaba muchas cosas.  El tiempo que Miguel y Vevi habían pasado separados en Miami, el hecho de no estar  ese día en la playa, como dijo Isabela, no pasaban mucho tiempo juntos y era porque él no se había retirado para nada de su vida de mujeriego, al contrario, se volvía cada vez  más osado y había bajado de categoría, yo no era solo con mujeres jóvenes y bellas  de primer nivel, sino con quien tuviera faldas y fuera mujer.  También explicaba su interés en conocer la vida nocturna de Miami y en ese momento recordaba que él nunca me dijo lo del cumpleaños de su hija, con toda  seguridad no quería  que nadie interfiriera en los planes que tenia con el diputado.
     No tenía como agradecerle a Isabela. Ya que también me contó que las relaciones con ellas,  tampoco eran buenas,  quería imponer su voluntad sin importar sus sentimientos, por eso ella se apresuró a buscarme para que bailara con Jenny.
     Decidí que no seguiría llegando a la casa de Las Colinas y divulgaría el rumor de que viajaría  a Matagalpa a visitar a mi madre, pero no iría, de esa forma podría seguir viendo a Jenny sin que sus padres se enteraran.  Quería que ella se enamorara más de mí para que en la hora de tener que escoger entre obedecer a su padre o estar conmigo,  me escogiera a mí, a como hacen infinidad de mujeres cuando les toca escoger.
      Como estaban las cosas lo mejor era no dejarme ver por Miguel, de ninguna manera  iba a estar de acuerdo en que fuera novio de su hija, me consideraría un viejo y él quería un hombre rico e influyente como yerno.  Y al ser ganadero, interpretaría las cosas en términos ganaderos, «para él sería como si un toro “sato”, sin una pisca de raza, se hubiera saltado la cerca y anduviera detrás de una de sus vaquillas mas enrazadas, la que estaba destinada al mejor de sus sementales».  De ningún modo me iba a permitir cortejar a su hija, yo sería ese toro “sato” por eso tenía que usar una estrategia diferente.
    No podía permitir que la historia se volviera a repetir, si hacía 21 años él me había quitado a Verónica Victoria  y no pude  ni supe luchar por ella  al  considerarlo en un nivel muy alto y yo sentirme como alguien desvalido.  Ahora todo era diferente y no iba a dejar de luchar por el amor que de pronto llegaba a mi vida. Esta vez  ya no como hombre sino como un padre que quiere gobernar la vida de su hija, que se estaría interponiendo entre ella y yo. Pero el resultado sería el mismo, separarme de la mujer que amo y no conozco de nadie que haya

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tenido la suerte de tener dos oportunidades con mujeres que comparten idéntica belleza aunque una sea la madre de la otra.
      De los días de la semana que me faltaban  no pasó ni uno solo en que no estuviera junto a Jenny  y cada vez estábamos más  enamorados.   Llegó el día sábado en que tuve que  regresar,  Miguel no estaba en Managua cuando me vine.   

CAPITULO  7

     Estando ya en Miami, integrado a mis labores, una tarde recién llegado a mi apartamento recibí una llamada de Nicaragua, era el número de Miguel Lacayo, sabía que tarde o temprano la recibiría cuando se diera cuenta de que Jenny y yo estábamos enamorados. No se lo podíamos ocultar por mucho tiempo, él lo notaría o alguien se lo iba a decir, quizás Julio Antonio.  Tiempo después supe que fue él mismo quien lo descubrió, un día que de casualidad miró la computadora de Jenny. Cuando se está enamorado uno deja señales,  escribe cualquier cosa y después no quiere borrarlo porque constituyen cosas importantes,  recuerdos, palabras bonitas, el amor es difícil disimularlo,  ella respiraba y dejaba una estela de amor por donde anduviera, no le tomó demasiado tiempo en descubrir que la relación de nosotros no era de simples amigos. Se puso furioso.  El motivo por el cual no me llamó inmediatamente que lo supo lo desconozco, pero en ese momento lo tenía al otro lado de  la línea telefónica  y aquella llamada no presagiaba nada bueno. No me contestó ni el saludo y fue directo al mensaje, o dicho más apropiadamente a los reproches y los insultos personales.
─ ¡No lo puedo creer Ariel Andrés!, que me estés haciendo esto a mí. ¡No puedo creer que me hayas traicionado de esa manera!
Sonaba adolorido y rencoroso a punto de estallar violentamente en improperios.
─ ¿Por qué me hablas de esa manera Miguel? Explícame de qué se trata ─ dije fingiendo no saber de qué me hablaba.
─  Vos sabes de lo que te estoy hablando, no te hagas el pendejo, te abro las puertas de mi casa ¿Y qué haces? Te pones a enamorar a mi hija, solo tiene 20 años, puede ser tu hija. ¿Cuántos años tenés, 40, 45?
─ Tengo 38 recién cumplidos, no es que sea un anciano y además…..
No me dejó seguir hablando.
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─Cuando te fuiste de Nicaragua Jenny Belinda ni había nacido ¿Cómo puedes pensar que ella puede ser tu novia? Tenés el doble de su edad.
     Casi estaba llorando de  rabia. Yo trataba de razonar con él.
─ Miguel, Jenny  no es una niña, ya tiene 20 años, es mayor de edad y nos queremos.
─ ¿Cómo puede mi hija querer a alguien como vos? ¿Quién sos vos para mi hija? Nadie. Sos un muerto de hambre. ¿O quieres casarte con ella por la herencia, sabes que tengo dinero y viste fácil la oportunidad?
─ Sabes que eso no es cierto.  Trabajo y puedo darme  y darle a Jenny una vida cómoda, no voy detrás de tu dinero Miguel, tu hija es suficientemente  mujer para que la quiera por lo que es y  no por lo que tiene.
─Pero no con vos que podes ser el papá.  ¿Qué no te da vergüenza andar enamorando muchachitas? Y menos vos que te las pasas viendo mujeres desnudas en Miami.
     Por el tono de voz sabia que se estaba conteniendo, quizás todavía me tenía un poco de aprecio.
─ Esa no es  toda la verdad, voy a esos lugares mientras estoy trabajando ─ dije en tono defensivo.
─Si claro, que clase de trabajo…..no me digas que te pagan para ver esas mujeres.
─ Aunque no lo creas, indirectamente gano dinero viendo a esas mujeres.
    Hizo una pausa como para tomar aire y luego me dijo pausadamente pero en un tono de fría amenaza.
─ Escúchame bien Ariel Andrés Mejía, estoy que me lleva el diablo y no te «trato» ahora mismo porque todavía siento algún aprecio por vos, por los años que fuimos amigos, pero vos no pones más un pie en mi casa y yo tampoco en la tuya, maldigo el momento en que contesté tu solicitud de amistad de FACEBOOK, me arrepiento de haberte traído al presente, bien estabas perdido en el pasado, ¿qué me importaba tu vida?, si cuando éramos estudiantes andaba con vos porque sabias escuchar, quería tener alguien con quien hablar, eras como mi ayudante pero nada más.  ¿Creías que un pobretón como vos te  ibas a comparar conmigo que soy de las mejores familias de Managua?, nada de eso. ¿Y ahora queres  ser novio de mi hija?  ¿Para qué, por la fortuna o por mi prestigio?  Te queres poner a mi nivel, pero eso te queda grande, ni sueñes  que vas a emparentar conmigo.  Estamos muy altos para vos, así que bájate de esa nube, poné los pies en la tierra.  ¿Crees que una
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muchacha como Jenny te va a tomar en serio?  Ella tiene pretendientes aquí en Managua del más alto nivel.
     No me sorprendía la reacción de Miguel, y hasta la justificaba, quizás yo reaccionaría de la misma forma al saber de alguien que tiene el doble de edad que mi hija la está cortejando.  Desde mucho tiempo atrás conocía su forma de ser; carismática y amistosa pero también egoísta, egocéntrica y narcisista, con aires de grandeza, proveniente de una familia poderosa, acostumbrado a ser obedecido, a no importarle el  daño que sus acciones causa en otras personas. Ya Laisa me lo había advertido, y yo había captado la intención de ella, instándome a no darme por vencido, en el fondo lo que las dos querían y quizás hasta la madre,  era «volar», irse lejos del lado de ese hombre que aunque era su papá ya se hacía difícil vivir a su lado,  todo tenía que girar en torno a él.  Me llegaron a la mente suficientes respuestas que darle, contestarle sus insultos y escalar la discusión, pero tampoco quería tener de enemigo irreconciliable a quien con un poco de suerte llegaría a ser mi suegro. Hay formas de lidiar con un toro bravo y no es ponérsele en el frente sino haciéndose a un lado para que pase una y otra vez hasta que pierda la energía.  Por eso no le contesté agresivamente.
─ Miguel, todo lo tiene que decidir Jenny, ya no es una niña y no vivimos en tiempos medievales cuando los padres decidían la vida de sus hijos.  Los tiempos han cambiado, estamos en el siglo 21.  Recuerda una cosa…. me interesa ella, no tu dinero.
─ ¡Yo solo te lo advierto, en mi casa no te quiero volver a ver!
─Te acepto la palabra Miguel, en tu casa no me vuelves a ver. Y acuérdate también de borrarme de la lista de amigos de FACEBOOK.
─ Fue lo primero que hice y maldigo la hora en que te dejé entrar otra vez en mi vida.   ¡Espero que sea la última vez que hablamos!
─ Por mí no tengas pendiente.  Trata bien a tu familia, cuídala, no la descuides que si la pierdes después no es fácil recuperarla….
     Al escuchar esa advertencia abruptamente colgó el teléfono y me dejó hablando solo. Y con mis pensamientos de esa noche mientras en vano intentaba dormir.  Me acordé de la noche del cumpleaños de Jenny que estuve pensando si él y Vevi habían concebido a Jenny como una recompensa por lo que yo había sufrido.  Pues ahí tenia la respuesta, Miguel nunca se sentiría culpable de nada, y mucho menos de algo que nunca llegó a saber y aunque lo hubiera sabido lo habría tomado como un triunfo personal, me habría declarado su rival y con más razón se hubiera empeñado en quitarme del camino aunque implicara usar la fuerza.  
 Todo era una fantasía, la realidad era que tenía que luchar con todas mis fuerzas para

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conservar el amor de Jenny, no podía permitir que Miguel se saliera con la suya, que por lograr sus planes fuera a causar la desdicha de su propia hija y de la mía.  ¿Cómo se le ocurría decir que la buscaba solo por su dinero?  ¿Acaso no se daba cuenta del gran parecido que tiene con Verónica cuando ella tenía su edad, o era que ya se había acostumbrado tanto  a Vevi que ya el atractivo de mujer se había diluido y por  consiguiente tampoco miraba atractiva a Jenny?  La miraba  como todo padre debe mirar a su hija, con ojos de ternura y amor paterno, pero no se daba cuenta que yo la miraba con ojos de hombre, para mi ella representaba el ideal de mujer, hermosa, alta, blanca, ojos azules, en mis fantasías me miraba al lado de ella con dos niñitos ojos azules caminando por los parques de Miami, yendo a la playa, haciendo vida de familia.  Y para completar el cuadro, recibiendo la visita de dos suegros que se llevan bien, jugando con los nietos, platicando con nosotros. El no sabía que muy dentro de mi tenía la desconfianza de  las mujeres de Miami, obviamente que no de todas, quizás era una ínfima parte, pero en toda mujer joven, linda, soltera no podía dejar de imaginarla bailando desnuda en un «go-go» o encontrármela de pronto en un sitio de internet, ofreciendo sus servicios a caballeros, por eso quizás, como un medio de defensa iba a Nicaragua con la esperanza de encontrar a una mujer que estuviera limpia de sospechas y ¿quién mejor que Jenny que venía de una familia buena como la de ellos?, al menos las mujeres. Obviamente eso no iba a ser posible con Miguel, después de esa discusión que tuvimos por teléfono.
     Hablé de esa conversación con Jenny al día siguiente y le dije que ya no podía llegar a su casa.  No pareció afectarle mucho la noticia, con ella ya había tenido un fuerte “agarrón” como se dice en Nicaragua.  Ese no era un gran problema, en Managua hay suficientes lugares donde nos podíamos ver, nos podíamos comunicar  hablando por teléfono, por Skipe, facebook, tuitter y pensaba llegar  una  o dos veces por mes a estarme un fin de semana en Mangua.  Solo le faltaban seis meses para terminar su carrera y después si había que irse de la casa lo haría.
     Los días y después los meses fueron pasando, en vez de mejorar los problemas familiares en casa de los Lacayo iban empeorando, el conflicto entre Miguel y las mujeres se volvía insostenible, ellas decían que era su falta de consideración y respeto. Se pasaba la vida  con mujeres  arriba y abajo, con las secretarias, las trabajadoras domésticas.  Cuando regresó de Miami la primera vez, llegó encantado de la vida nocturna y a partir de entonces había estado viajando con mucha frecuencia, decía que por viajes de negocios, ellas sospechaban que también por otras razones.
Miguel cumplió su promesa, nunca más me volvió a hablar, cuando llegaba a Miami se hospedaba en Hoteles y el camino a los “templos del entretenimiento” era recorrido todas las  noches.  Varias veces lo vi sentado en una mesa, tomando cervezas, rodeado de “modelos”,

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unas sentadas en sus piernas, otras bailando arriba de la mesa.  Es fácil no ser visto en esos lugares donde  si no se tiene experiencia o se está concentrado en las actividades propias del lugar, las demás personas pasan desapercibidas.
      Ya estábamos a mediados de Noviembre del 2013 y empezaban los anuncios de las “subastas de modelos” que estaban a punto de entrar a la mayoría de edad, lo que en la industria del sexo se llama «barely legal» y es muy cotizado.

CAPITULO  8

      Como tenía otros asuntos de trabajo y mi noviazgo con Jenny me olvidé de él y sus actividades en Miami, me enteraba cuando hablaba con Laisa, con Jenny y Vevi. Con Verónica habíamos llegado a entablar una bonita amistad, ella es una mujer honesta y comprensiva, con los pies en la tierra.  Se daba cuenta de la diferencia de edad que yo tenía con su hija, 18 años, toda una vida.  Decía que los judíos se casan de esa manera,  el hombre siempre es  mayor que la novia entre 10 o 15 años,  son  matrimonios que funcionan.  Y había notado en mí la responsabilidad y sobre todo el amor que sentía por Jenny.
     La amistad que tenia con Isabela  se había hecho más grande, platicábamos de casi cualquier tema, pero tiempo después me di cuenta que también tenía sus propios secretos que no compartía con nadie. Lo supe una noche a mediados de Diciembre del 2013 cuando  Jenny llamó por teléfono y me contó que su hermana desde hacía cuatro días se fue para México “que a trabajar de modelo”,  llamó el día que llegaron y desde entonces no lo había hecho y estaban un poco preocupadas.
    Al escuchar lo que Jenny me estaba diciendo  inmediatamente se despertó en mí el detective que llevo dentro y empecé con las preguntas básicas.
─ ¿Saben cuál es el nombre de la agencia de modelaje que la contrató?
─ No sabemos nada ─ me contestó preocupada y un poco avergonzada ─ ni siquiera sabíamos que tenía planeado irse del país. Desde  la edad de 15 años  quería ser modelo y cuando regresó de Miami vino encantada de  South Beach, decía  que algún día seria una modelo famosa, dijo que las modelos ganan mucho dinero, habló de la vida glamorosa que llevan, la  gente famosa que conocen.  Pensamos que eran cosas de adolescente y no la tomamos en serio.  En realidad nos tomó por sorpresa y estamos asustadas.
─O sea que no sabían de sus planes ─ dije resumiendo lo que Jenny me estaba diciendo. Muchas historias parecidas había ya escuchado en mi larga vida como detective y un

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pensamiento empezaba a formarse en mi mente, pero era demasiado pronto para llegar a esa conclusión por eso continué con las preguntas ─ ¿Conocen de alguien con quien ella se pudo haber  ido, saben si se fue  sola o en grupo?
Se hizo un silencio al otro lado de la línea, luego contestó insegura.  .............

Continúa en la entrega no.17

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