─
Que bueno saberlo, porque he notado que usted y mi hija han simpatizado, como
madre quiero lo mejor para ella.
─
No se preocupe, la comprendo, no soy hombre rico pero tengo recursos
suficientes como para asegurar el bienestar económico de dos o más personas. Y
sobre todo le puedo decir con toda seguridad, que soy una persona en la que
puede confiar ─ me puse de pie y del bolsillo de atrás saqué la cartera de la cual
extraje varias tarjetas ─ Esta es mi tarjeta
donde está mi número de teléfono, dirección, sitio web de mi compañía y sobre
todo estoy a la orden para cuando pueda necesitar de nuestros servicios.
Vevi
tomó la tarjeta, la guardó en su cartera y a modo de explicación me dijo.
─
Bien, Ariel, todo está bien, nada mas quería saber quién eres, lo que haces,
toda madre se preocupa por sus hijos, además usted es amigo de mi marido y ya
nos conocíamos desde la secundaria.
─
Tengo 38 años, divorciado, no tengo hijos, soy un hombre libre y sin
compromisos ─ continué dándole datos de mi vida sin que me los estuviera
pidiendo.
Después tuvo que irse a recordarles a sus
hijos y sobrinos que ya estaba por oscurecer y teníamos que regresar.
Creía que había pasado con éxito la primera
prueba a la que me sometían, solo me faltaba la del padre. Ya por la tarde reunimos todo lo que habíamos
llevado y emprendimos el regreso a Managua, pero antes la voluntariosa Isabela se montó en mi camioneta
junto a Luis Antonio y me dijo que se iría conmigo. En cuanto nos pusimos en camino entabló una amena
e informativa conversación, revelándome secretos familiares que me dejaron
sorprendido y que me fueron de gran
utilidad, explicaba muchas de las
situaciones que habían pasado. Y yo que
a diario trabajo buscando información estaba fascinado con la que mi futura
cuñada me estaba ofreciendo en bandeja de plata, por eso le prestaba toda mi
atención y no la interrumpía, de vez en cuando le hacía preguntas que ella no
dudaba en contestarme.
─
¿Y tu papá por qué no vino con ustedes?─ mas tarde también le pregunté como era
la relación de sus papás.
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A continuación les relato fragmentos de
aquella conversación que tuvimos mientras viajábamos de regreso a Managua.
…«La
relación de mis papás no es la mejor del mundo, ya no conviven como pareja y la
causa es que él es un vicioso empedernido de las mujeres, desde que tengo uso
de razón le ha dado dolores de cabeza a mi mamá. Cuenta que solo pasaron tres años de completa
armonía, después de ese tiempo él volvió a las andadas y en los últimos tiempos
lo hace con más frecuencia, ya no solo con mujeres bonitas sino lo que le salga
al paso, zorras, ratonas, tortugas, todo.
Poco a poco ha ido perdiendo la vergüenza, faltándole al respeto de mi mamá y a nosotras. Ella acepta esta situación porque fue criada
con creencias religiosas, quizás lo hace por conveniencia o por “el qué dirán”,
por convencionalismo. Al final nosotras
también lo hemos ido aceptando aunque nos “choca”. Jenny y yo sabemos que la relación de nuestros
progenitores se deteriora cada día más.
Es que además de mujeriego mi papá también es un narcisista, todo gira
en torno a él, es egoísta. Cada vez son
más escasas las veces que salimos juntos»…
─
Isabela, no puedo creer lo que me cuentas, yo conozco a tus padres desde que éramos
estudiantes, me consta que se querían mucho y ahora que fue a Miami me dijo que
se había olvidado de las mujeres fuera del matrimonio
─
Entonces te dijo la versión equivocada, lo que está olvidando es el matrimonio.
Después
continuó con su relato que no tenía idea por qué me la estaba contando, tomando
en cuenta el poco tiempo de conocerme. La animé a que continuara.
…..«Anoche
mi papá estaba furioso, sus planes fueron
un fracaso, tenía programado que ayer fuera el compromiso de Jenny con el hijo del
presidente de la asamblea nacional, el ingeniero y diputado Ignacio Saavedra. Pero
ninguno de los dos se hizo presente. Por
eso fue que al ver que no llegaban te salí a buscar para que bailaras el vals con ella, no lo hice
solo por salir del paso, lo hice porque vi cuando ustedes se conocieron, me di
cuenta que se enamoraron a primera vista, mi hermana nunca ha estado enamorada. De eso ni se dio cuenta mi papá que estaba
enojado porque lo habían dejado plantado. El no sabe que ustedes se quieren y será
mejor que no lo sepa tan pronto porque no te aceptaría, él quiere que su hija adorada se case con alguien importante y muy rico. Mi hermana no soporta al pedante de Efraín
Saavedra, un hijo de papa, sin oficio ni beneficio, mujeriego, de la misma edad
de Jenny, tampoco está segura que él esté
enamorado de ella, quizás solo obedece a su papá que junto al mío se habrán comprometido a que sus
hijos se casen, como en los tiempos de la monarquía sin respetar los
sentimientos de los hijos. Jenny nunca
ha tenido novio debido a que mi papá le ahuyenta a los pretendientes, ninguno reúne
las condiciones, quiere lo mejor de
Managua para su hija y de paso lograr algo él a cambio, sobre todo ahora
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que
piensa establecer el negocio de alimentos
enlatados. Ese es el interés de casar a Jenny con el hijo del
diputado que es muy poderoso en la asamblea nacional….pero mi papá, según
palabras de mi mamá, sin darse cuenta ha ido perdiendo prestigio por sus líos
de falda, por algunos escándalos que ha protagonizado y quizás por eso lo más
rancio de la sociedad de Managua ya no lo toma demasiado en serio, quizás los
Saavedra no quieran emparentar con nosotros. Por eso pienso que sería conveniente que mi papá no supiera del noviazgo de ustedes
por un tiempo. ¿Por qué ya son novios verdad?
Los vimos cuando se perdieron un buen tiempo detrás de las rocas»…..
Isabela me advertía de la segura oposición de Miguel a nuestro noviazgo
pero con su actitud y ayuda me daba a entender que tanto ella como su madre
estaban de acuerdo.
─
Si, ya somos novios, al menos es lo que yo creo, si es que no se enoja que te
hayas venido en la camioneta conmigo.
─
No tengas cuidado con eso ─ me dijo riendo ─ ella sabe que yo no le haría nada
que le hiciera daño.
─
¿Y tu mamá tampoco tiene miedo de que vayas sola con un casi desconocido?
─
A vos ya te conocemos, de lo contrario no te hubiéramos invitado al cumpleaños.
─
Gracias por la confianza.
El
viaje se nos hizo corto para seguir platicando y que yo siguiera descubriendo más secretos de
la vida de los Lacayo Gabuardi. Llegamos
a la mansión de Las Colinas, Isabela se bajó de la camioneta junto a Julio
Antonio que se pasó todo el viaje jugando con un Nintendo. Me despedí de Verónica,
de su hermana y de sus hijos. Por último
me despedí de Jenny que se acercó a la camioneta, ahí estuvimos platicando unos
minutos, después apresuradamente me dio un beso en la boca y sin darme tiempo a
tomarla entre mis brazos se metió a la casa.
Regresé al hotel directamente, me volví a
bañar para quitarme toda el agua salada que no me había quitado completamente
en el baño de la quinta y me puse ropa cómoda, un short y una camiseta, estuve
viendo un poco de la televisión nacional, haciendo algunas llamadas a Miami,
hablando con mis empleados que ese día habían empezado a trabajar. Les dije que
regresaría el domingo.
A
las nueve de la noche no pude resistir las ganas de llamar a Jenny, estuvimos
hablando de cómo la habíamos pasado, de nuestros sentimientos. Le dije que necesitaba verla al día
siguiente, no podía llegar a su casa, le pedí que recordara un lugar bonito
donde nos
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pudiéramos
reunir. Quedamos que me pasaría a
recoger en el hotel al día siguiente.
A las once fue cuando me acosté en la cama
matrimonial, aunque no tenía sueño, quizás por la cantidad de pensamientos que
me llegaban. Pensando en lo que Isabela
me había contado. Para una persona como yo
que trabajo en espionaje aquella información había sido muy
valiosa, eso explicaba muchas
cosas. El tiempo que Miguel y Vevi
habían pasado separados en Miami, el hecho de no estar ese día en la playa, como dijo Isabela, no
pasaban mucho tiempo juntos y era porque él no se había retirado para nada de
su vida de mujeriego, al contrario, se volvía cada vez más osado y había bajado de categoría, yo no
era solo con mujeres jóvenes y bellas de
primer nivel, sino con quien tuviera faldas y fuera mujer. También explicaba su interés en conocer la
vida nocturna de Miami y en ese momento recordaba que él nunca me dijo lo del
cumpleaños de su hija, con toda
seguridad no quería que nadie
interfiriera en los planes que tenia con el diputado.
No tenía como agradecerle a Isabela. Ya
que también me contó que las relaciones con ellas, tampoco eran buenas, quería imponer su voluntad sin importar sus
sentimientos, por eso ella se apresuró a buscarme para que bailara con Jenny.
Decidí que no seguiría llegando a la casa
de Las Colinas y divulgaría el rumor de que viajaría a Matagalpa a visitar a mi madre, pero no iría,
de esa forma podría seguir viendo a Jenny sin que sus padres se enteraran. Quería que ella se enamorara más de mí para
que en la hora de tener que escoger entre obedecer a su padre o estar conmigo, me escogiera a mí, a como hacen infinidad de
mujeres cuando les toca escoger.
Como
estaban las cosas lo mejor era no dejarme ver por Miguel, de ninguna manera iba a estar de acuerdo en que fuera novio de
su hija, me consideraría un viejo y él quería un hombre rico e influyente como
yerno. Y al ser ganadero, interpretaría
las cosas en términos ganaderos, «para él sería como si un toro “sato”, sin una
pisca de raza, se hubiera saltado la cerca y anduviera detrás de una de sus
vaquillas mas enrazadas, la que estaba destinada al mejor de sus sementales». De ningún modo me iba a permitir cortejar a
su hija, yo sería ese toro “sato” por eso tenía que usar una estrategia
diferente.
No podía permitir que la historia se
volviera a repetir, si hacía 21 años él me había quitado a Verónica
Victoria y no pude ni supe luchar por ella al considerarlo en un nivel muy alto y yo sentirme
como alguien desvalido. Ahora todo era
diferente y no iba a dejar de luchar por el amor que de pronto llegaba a mi
vida. Esta vez ya no como hombre sino
como un padre que quiere gobernar la vida de su hija, que se estaría
interponiendo entre ella y yo. Pero el resultado sería el mismo, separarme de
la mujer que amo y no conozco de nadie que haya
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tenido
la suerte de tener dos oportunidades con mujeres que comparten idéntica belleza
aunque una sea la madre de la otra.
De
los días de la semana que me faltaban no
pasó ni uno solo en que no estuviera junto a Jenny y cada vez estábamos más enamorados. Llegó
el día sábado en que tuve que regresar, Miguel no estaba en Managua cuando me vine.
CAPITULO 7
Estando ya en Miami, integrado a mis
labores, una tarde recién llegado a mi apartamento recibí una llamada de
Nicaragua, era el número de Miguel Lacayo, sabía que tarde o temprano la
recibiría cuando se diera cuenta de que Jenny y yo estábamos enamorados. No se
lo podíamos ocultar por mucho tiempo, él lo notaría o alguien se lo iba a decir,
quizás Julio Antonio. Tiempo después
supe que fue él mismo quien lo descubrió, un día que de casualidad miró la
computadora de Jenny. Cuando se está enamorado uno deja señales, escribe cualquier cosa y después no quiere
borrarlo porque constituyen cosas importantes,
recuerdos, palabras bonitas, el amor es difícil disimularlo, ella respiraba y dejaba una estela de amor
por donde anduviera, no le tomó demasiado tiempo en descubrir que la relación
de nosotros no era de simples amigos. Se puso furioso. El motivo por el cual no me llamó
inmediatamente que lo supo lo desconozco, pero en ese momento lo tenía al otro
lado de la línea telefónica y aquella llamada no presagiaba nada bueno.
No me contestó ni el saludo y fue directo al mensaje, o dicho más
apropiadamente a los reproches y los insultos personales.
─
¡No lo puedo creer Ariel Andrés!, que me estés haciendo esto a mí. ¡No puedo
creer que me hayas traicionado de esa manera!
Sonaba
adolorido y rencoroso a punto de estallar violentamente en improperios.
─
¿Por qué me hablas de esa manera Miguel? Explícame de qué se trata ─ dije fingiendo
no saber de qué me hablaba.
─ Vos sabes de lo que te estoy hablando, no te
hagas el pendejo, te abro las puertas de mi casa ¿Y qué haces? Te pones a
enamorar a mi hija, solo tiene 20 años, puede ser tu hija. ¿Cuántos años tenés,
40, 45?
─
Tengo 38 recién cumplidos, no es que sea un anciano y además…..
No
me dejó seguir hablando.
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─Cuando
te fuiste de Nicaragua Jenny Belinda ni había nacido ¿Cómo puedes pensar que
ella puede ser tu novia? Tenés el doble de su edad.
Casi estaba llorando de rabia. Yo trataba de razonar con él.
─
Miguel, Jenny no es una niña, ya tiene
20 años, es mayor de edad y nos queremos.
─
¿Cómo puede mi hija querer a alguien como vos? ¿Quién sos vos para mi hija? Nadie.
Sos un muerto de hambre. ¿O quieres casarte con ella por la herencia, sabes que
tengo dinero y viste fácil la oportunidad?
─
Sabes que eso no es cierto. Trabajo y
puedo darme y darle a Jenny una vida cómoda,
no voy detrás de tu dinero Miguel, tu hija es suficientemente mujer para que la quiera por lo que es y no por lo que tiene.
─Pero
no con vos que podes ser el papá. ¿Qué
no te da vergüenza andar enamorando muchachitas? Y menos vos que te las pasas
viendo mujeres desnudas en Miami.
Por el tono de voz sabia que se estaba
conteniendo, quizás todavía me tenía un poco de aprecio.
─
Esa no es toda la verdad, voy a esos lugares
mientras estoy trabajando ─ dije en tono defensivo.
─Si
claro, que clase de trabajo…..no me digas que te pagan para ver esas mujeres.
─
Aunque no lo creas, indirectamente gano dinero viendo a esas mujeres.
Hizo una pausa como para tomar aire y luego
me dijo pausadamente pero en un tono de fría amenaza.
─
Escúchame bien Ariel Andrés Mejía, estoy que me lleva el diablo y no te «trato»
ahora mismo porque todavía siento algún aprecio por vos, por los años que fuimos
amigos, pero vos no pones más un pie en mi casa y yo tampoco en la tuya,
maldigo el momento en que contesté tu solicitud de amistad de FACEBOOK, me
arrepiento de haberte traído al presente, bien estabas perdido en el pasado, ¿qué
me importaba tu vida?, si cuando éramos estudiantes andaba con vos porque
sabias escuchar, quería tener alguien con quien hablar, eras como mi ayudante
pero nada más. ¿Creías que un pobretón
como vos te ibas a comparar conmigo que
soy de las mejores familias de Managua?, nada de eso. ¿Y ahora queres ser novio de mi hija? ¿Para qué, por la fortuna o por mi prestigio? Te queres poner a mi nivel, pero eso te queda
grande, ni sueñes que vas a emparentar
conmigo. Estamos muy altos para vos, así
que bájate de esa nube, poné los pies en la tierra. ¿Crees que una
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muchacha
como Jenny te va a tomar en serio? Ella
tiene pretendientes aquí en Managua del más alto nivel.
No me sorprendía la reacción de Miguel, y
hasta la justificaba, quizás yo reaccionaría de la misma forma al saber de
alguien que tiene el doble de edad que mi hija la está cortejando. Desde mucho tiempo atrás conocía su forma de
ser; carismática y amistosa pero también egoísta, egocéntrica y narcisista, con
aires de grandeza, proveniente de una familia poderosa, acostumbrado a ser
obedecido, a no importarle el daño que
sus acciones causa en otras personas. Ya Laisa me lo había advertido, y yo había
captado la intención de ella, instándome a no darme por vencido, en el fondo lo
que las dos querían y quizás hasta la madre, era «volar», irse lejos del lado de ese hombre
que aunque era su papá ya se hacía difícil vivir a su lado, todo tenía que girar en torno a él. Me llegaron a la mente suficientes respuestas
que darle, contestarle sus insultos y escalar la discusión, pero tampoco quería
tener de enemigo irreconciliable a quien con un poco de suerte llegaría a ser
mi suegro. Hay formas de lidiar con un toro bravo y no es ponérsele en el
frente sino haciéndose a un lado para que pase una y otra vez hasta que pierda
la energía. Por eso no le contesté
agresivamente.
─
Miguel, todo lo tiene que decidir Jenny, ya no es una niña y no vivimos en
tiempos medievales cuando los padres decidían la vida de sus hijos. Los tiempos han cambiado, estamos en el siglo
21. Recuerda una cosa…. me interesa
ella, no tu dinero.
─
¡Yo solo te lo advierto, en mi casa no te quiero volver a ver!
─Te
acepto la palabra Miguel, en tu casa no me vuelves a ver. Y acuérdate también
de borrarme de la lista de amigos de FACEBOOK.
─
Fue lo primero que hice y maldigo la hora en que te dejé entrar otra vez en mi
vida. ¡Espero que sea la última vez que
hablamos!
─
Por mí no tengas pendiente. Trata bien a
tu familia, cuídala, no la descuides que si la pierdes después no es fácil
recuperarla….
Al escuchar esa advertencia abruptamente
colgó el teléfono y me dejó hablando solo. Y con mis pensamientos de esa noche
mientras en vano intentaba dormir. Me
acordé de la noche del cumpleaños de Jenny que estuve pensando si él y Vevi
habían concebido a Jenny como una recompensa por lo que yo había sufrido. Pues ahí tenia la respuesta, Miguel nunca se
sentiría culpable de nada, y mucho menos de algo que nunca llegó a saber y
aunque lo hubiera sabido lo habría tomado como un triunfo personal, me habría
declarado su rival y con más razón se hubiera empeñado en quitarme del camino aunque
implicara usar la fuerza.
Todo era una fantasía, la realidad era que
tenía que luchar con todas mis fuerzas para
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conservar
el amor de Jenny, no podía permitir que Miguel se saliera con la suya, que por
lograr sus planes fuera a causar la desdicha de su propia hija y de la mía. ¿Cómo se le ocurría decir que la buscaba solo
por su dinero? ¿Acaso no se daba cuenta
del gran parecido que tiene con Verónica cuando ella tenía su edad, o era que
ya se había acostumbrado tanto a Vevi
que ya el atractivo de mujer se había diluido y por consiguiente tampoco miraba atractiva a Jenny? La miraba como todo padre debe mirar a su hija, con ojos
de ternura y amor paterno, pero no se daba cuenta que yo la miraba con ojos de
hombre, para mi ella representaba el ideal de mujer, hermosa, alta, blanca,
ojos azules, en mis fantasías me miraba al lado de ella con dos niñitos ojos
azules caminando por los parques de Miami, yendo a la playa, haciendo vida de
familia. Y para completar el cuadro,
recibiendo la visita de dos suegros que se llevan bien, jugando con los nietos,
platicando con nosotros. El no sabía que muy dentro de mi tenía la desconfianza
de las mujeres de Miami, obviamente que
no de todas, quizás era una ínfima parte, pero en toda mujer joven, linda,
soltera no podía dejar de imaginarla bailando desnuda en un «go-go» o
encontrármela de pronto en un sitio de internet, ofreciendo sus servicios a caballeros,
por eso quizás, como un medio de defensa iba a Nicaragua con la esperanza de encontrar
a una mujer que estuviera limpia de sospechas y ¿quién mejor que Jenny que venía
de una familia buena como la de ellos?, al menos las mujeres. Obviamente eso no
iba a ser posible con Miguel, después de esa discusión que tuvimos por
teléfono.
Hablé de esa conversación con Jenny al día
siguiente y le dije que ya no podía llegar a su casa. No pareció afectarle mucho la noticia, con
ella ya había tenido un fuerte “agarrón” como se dice en Nicaragua. Ese no era un gran problema, en Managua hay
suficientes lugares donde nos podíamos ver, nos podíamos comunicar hablando por teléfono, por Skipe, facebook,
tuitter y pensaba llegar una o dos veces por mes a estarme un fin de
semana en Mangua. Solo le faltaban seis
meses para terminar su carrera y después si había que irse de la casa lo haría.
Los días y después los meses fueron
pasando, en vez de mejorar los problemas familiares en casa de los Lacayo iban empeorando,
el conflicto entre Miguel y las mujeres se volvía insostenible, ellas decían
que era su falta de consideración y respeto. Se pasaba la vida con mujeres arriba y abajo, con las secretarias, las
trabajadoras domésticas. Cuando regresó
de Miami la primera vez, llegó encantado de la vida nocturna y a partir de
entonces había estado viajando con mucha frecuencia, decía que por viajes de
negocios, ellas sospechaban que también por otras razones.
Miguel
cumplió su promesa, nunca más me volvió a hablar, cuando llegaba a Miami se
hospedaba en Hoteles y el camino a los “templos del entretenimiento” era recorrido
todas las noches. Varias veces lo vi sentado en una mesa, tomando
cervezas, rodeado de “modelos”,
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unas
sentadas en sus piernas, otras bailando arriba de la mesa. Es fácil no ser visto en esos lugares donde si no se tiene experiencia o se está
concentrado en las actividades propias del lugar, las demás personas pasan
desapercibidas.
Ya
estábamos a mediados de Noviembre del 2013 y empezaban los anuncios de las “subastas
de modelos” que estaban a punto de entrar a la mayoría de edad, lo que en la
industria del sexo se llama «barely legal» y es muy cotizado.
CAPITULO 8
Como tenía otros asuntos de trabajo y mi
noviazgo con Jenny me olvidé de él y sus actividades en Miami, me enteraba
cuando hablaba con Laisa, con Jenny y Vevi. Con Verónica habíamos llegado a
entablar una bonita amistad, ella es una mujer honesta y comprensiva, con los
pies en la tierra. Se daba cuenta de la
diferencia de edad que yo tenía con su hija, 18 años, toda una vida. Decía que los judíos se casan de esa manera, el hombre siempre es mayor que la novia entre 10 o 15 años, son matrimonios que funcionan. Y había notado en mí la responsabilidad y
sobre todo el amor que sentía por Jenny.
La amistad que tenia con Isabela se había hecho más grande, platicábamos de
casi cualquier tema, pero tiempo después me di cuenta que también tenía sus
propios secretos que no compartía con nadie. Lo supe una noche a mediados de
Diciembre del 2013 cuando Jenny llamó
por teléfono y me contó que su hermana desde hacía cuatro días se fue para México
“que a trabajar de modelo”, llamó el día
que llegaron y desde entonces no lo había hecho y estaban un poco preocupadas.
Al escuchar lo que Jenny me estaba
diciendo inmediatamente se despertó en
mí el detective que llevo dentro y empecé con las preguntas básicas.
─
¿Saben cuál es el nombre de la agencia de modelaje que la contrató?
─
No sabemos nada ─ me contestó preocupada y un poco avergonzada ─ ni siquiera
sabíamos que tenía planeado irse del país. Desde la edad de 15 años quería ser modelo y cuando regresó de Miami vino
encantada de South Beach, decía que algún día seria una modelo famosa, dijo
que las modelos ganan mucho dinero, habló de la vida glamorosa que llevan, la gente famosa que conocen. Pensamos que eran cosas de adolescente y no
la tomamos en serio. En realidad nos
tomó por sorpresa y estamos asustadas.
─O
sea que no sabían de sus planes ─ dije resumiendo lo que Jenny me estaba
diciendo. Muchas historias parecidas había ya escuchado en mi larga vida como
detective y un
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pensamiento
empezaba a formarse en mi mente, pero era demasiado pronto para llegar a esa
conclusión por eso continué con las preguntas ─ ¿Conocen de alguien con quien
ella se pudo haber ido, saben si se
fue sola o en grupo?
Se
hizo un silencio al otro lado de la línea, luego contestó insegura. .............
Continúa en la entrega no.17